martes, 6 de septiembre de 2011

La hipótesis de la Reina Roja, la patraña de la futurología biológica.


Seguidores o no  de los documentales de la 2, devotos de megaestructuras y el último superviviente, o simplemente si dormitáis con estos programas a media tarde, habréis sido seguros testigos de un espectáculo de curiosa imaginación pero poco o basto contenido científico, la serie documental de futuro salvaje.

Esta película de nuestro futuro nos muestra, con la verdad sea dicha gratos efectos especiales, una posible evolución de las especies que pueblan nuestros ecosistemas hacia individuos adaptados a ambientes nuevos que podrían darse en los próximos miles y millones de años. En ella podemos observar como la aparición de nuevas condiciones de vida genera individuos adaptados que en la mayoría de los casos en este documental son mezclas entre especies que existen en nuestros días, otorgándoles a veces nombres disparatados y apariencias bastante poco agraciadas como el buitrélago o las topornices, estás últimas aves que forman grupos socialmente complejos y que viven bajo tierra como animales fosoriales. Los nombres lo dicen todo.

Cartel de la producción "Futuro Salvaje", donde se pueden ver algunas de las variopintas creaciones sobre un futuro evolutivo.
No deja de ser un programa de televisión de índole pseudocientífica que simplemente intenta mostrar a todo el mundo, independientemente de su nivel cultural en el ámbito científico, como funciona la evolución y de paso ganar unos cuantos adeptos en las arcas de la productora porque, amigo, a todos nos gustan los efectos especiales. Sin embargo sirve muy bien para poder comprender como funciona realmente la evolución y los errores de ese documental también sirven como piedra angular para poder ahondar más aun en este tema, para poder ver de forma global cuales son las fuerzas que han provocado y provocarán la evolución de las especies. La Hipótesis de la Reina Roja nos muestra muy bien el camino a seguir.

Esta teoría científica nos enseña que las especies deben proseguir en constante evolución con respecto al entorno en el que viven para poder mantener su statu quo. Esto quiere decir que, ya que el ambiente en el que nos movemos cambia constantemente, las especies que habitan en él necesitan concomitantemente adaptarse a los cambios que en él ocurren para poder seguir sobreviviendo. Los organismos ocupan dentro de su entorno un nicho ecológico, esto es como una especie de “profesión” ligada a lo que son, y por tanto si el entorno cambia la profesión ha de cambiar o adaptarse, pero nunca podrá quedarse como estaba ya que ese organismo estaría avocado a la extinción.

Esta teoría cobra nombre de la famosa novela de Lewis Carrol “Alicia a través del espejo”, segunda parte de la archiconocida “Alicia en el Pais de las Maravillas”. En esta secuela, Alicia tiene esta famosa conversación con la Reina Roja:

Alicia miró alrededor suyo con gran sorpresa.
-Pero ¿cómo? ¡Si parece que hemos estado bajo este árbol todo el tiempo! ¡Todo está igual que antes!
-¡Pues claro que sí! -convino la Reina-. Y, ¿cómo si no?
-Bueno, lo que es en mi país -aclaró Alicia, jadeando aún bastante, cuando se corre tan rápido como lo hemos estado haciendo y durante algún tiempo, se suele llegar a alguna otra parte...
-¡Un país bastante lento! -replicó la Reina-. Lo que es aquí, como ves, hace falta correr todo cuanto una pueda para permanecer en el mismo sitio. Si se quiere llegar a otra parte hay que correr por lo menos dos veces más rápido.

Ilustración del libro "Alicia a través del espejo" de Lewis Carrol, escena mítica de la carrera sobre el bosque que nunca cambia.
 
Tomando como ejemplo el primero de los casos, es obvio que la evolución no concomitante de dos especies que deprendan entre sí llevaría a la desaparición de ambas con el tiempo. Esto se explica mejor si lo vemos con un ejemplo que puede ocurrir en cualquiera de nuestros bosques, la depredación entre el zorro y el conejo.

La evolución hacia una mejora del zorro con respecto al conejo produciría que estos fueran cazados en un número mayor que lo que el medio ecológico en el que se mueven puede soportar, produciendo con el tiempo un descenso drástico del número de presas potenciales para los zorros y por tanto un periodo de hambruna que terminaría desembocando en una mortalidad masiva de zorros por la falta de alimento. Al final tanto una especie como la otra terminarían desapareciendo por no coevolucionar de forma paralela, por no haberse adaptado al ambiente nuevo que ha aparecido en el ecosistema.

Puede ser difícil darse cuenta de cómo cambia un ambiente si no nos centramos en los detalles pequeños. Podemos pensar que un ambiente cambiante es un gran ejemplo como la separación de Pangea hacia continentes más pequeños (que lo es), pero un cambio en un ambiente puede ser tan simple un periodo de lluvia inusual que llene repentinamente las charcas que se llenarían más tardíamente en el año, provocando una eclosión temprana de mosquitos y la posterior proliferación de animales insectívoros que tendrían que ser depredados por otros. Al final y como se dijo en otros artículos publicados dentro de este blog, todo en el ecosistema está íntimamente relacionado y cada peldaño es igual de importante que el anterior.